domingo, 29 de agosto de 2010

Amigas


Es simplemente, la rana. A veces, Doña Rana.
Un títere de mano hecho de toalla. Un poco grande. No siempre huele bien.

Desde hace meses es amiga, cómplice y antagonista de mi hija. La Pequeña Otra pregunta por ella en cuanto despierta de la siesta y al volver de la guardería.
La empuja, la acaricia para que duerma, le da de comer moscas, le cuenta cuentos, la abraza y discute; sobre todo eso: discuten interminablemente.
Si la rana dice que algo es bonito, la Pequeña responde que es feo. Si la rana dice que algo es hermoso, La Pequeña responde que es apestoso. Así todo el día.

"Qué se ponga la rana papá", pide, reclama, ordena la Pequeña Otra.
Y entonces, Otro, yo dejo de ser papá y pareja, dejo de ser profesor y terapeuta, dejo de ser esto que soy: ¡Fum! Ya no estoy, desaparezco... y me convierto en la rana.

Croac croac... croac croac.