domingo, 4 de enero de 2009

la primera


Ocurrió hoy, hace apenas un par de horas.
Mi Otra y yo jugábamos con la pequeña Otra, tumbados en el suelo entre cojines. Yo me puse unos muñequitos en la cabeza y fingía estornudar para que los muñequitos cayeran.
La pequeña miraba aquello fascinada, y de pronto... su risa, su primera verdadera carcajada.
Lo repetí dos, cuatro, diez veces y cada vez volvia a reìr, ya no sólo con los ojos y con la sonrisa. Esta vez su risa alcanzaba nuestros oídos.
Y era un canto, una música, un trino.

Como siempre mis palabras son insuficientes y pobres, así que convoco a Miguel Hernández y su poesía de tierra.
Solo diré que mientras mi Otra lloraba y yo casi, deseaba con toda el alma que esta risa sea la primera de miles, que se le vuelva cotidiana como el amanecer, que haga nido en su boca.

"... Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en tus ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que mi alma al oírte
bata el espacio.

Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.

Es tu risa la espada
más victoriosa,
vencedor de las flores
y las alondras
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor..."

(Miguel Hernández)

3 comentarios:

Hummingbird dijo...

Me uno al deseo de que sean cientos y miles de risas, de carcajadas, que llenen los pulmones de tu pequeñita.
Que encuentre siempre pretextos para reír, y que haya siempre frente a ella un par de ojos que sepan conmoverse con su risa, y que la acompañen también con sus carcajadas.

Annabel dijo...

Me fascina comprobar cómo vas descubriendo cada paso de tu niña como si fuera algo único. Despertares tuyos al compás de sus pasitos, diría yo.
:))

Marciana dijo...

Que su risa se repita, que las carcajadas vengan como cascadas, que su vida se llene de ellas y que sus ojos, los tuyos y los de tu otra, estén ahí, cerquita, una y mil veces para llenarse de esos instantes...