miércoles, 27 de febrero de 2013

En el Centro 3.

Merecido descanso después de la misión realizada. La Mascota es una vieja cantina ubicada en la zona brava del centro histórico. Esa clase de sitio por donde uno camina queriendo parecer muy tranquilo sin estarlo. Hay que atravesar por entre cientos de vendedores y reparadores de teléfonos que no tienen local y trabajan en la calle, sentados en bancos altos o de pie, cazando clientes. La calle de Las Viscaínas se convierte en Mesones, y allí se encuentra La Mascota. Pequeña, llena de ruido y vida. La rockola pasa de 'Te voy cambiar de nombre' a 'La puerta negra' a 'Yerbero moderno'; los meseros te tratan como si te conocieran; en una esquina, una mesa con jóvenes burgueses-alternativos (que quizá es la misma denominación donde cabría yo) que tienen pinta de venir de la Roma, de la Condesa o de Coyoacán; la botana generosísima: pancita, tostada de tinga, manitas de puerco en salsa verde, cola de res en adobo...; por allá el señor que lee el 'Esto', más acá el vendedor de lotería; y en todos lados, esa dulce sensación de lejanía a la que el ron me conduce poco a poco.

martes, 26 de febrero de 2013

En el Centro. Parte 2

La parte más complicada de la misión: conseguir una película porno-feminista, si es que eso existe. El único lugar donde algo así puede encontrarse es Sex Capital, un enorme espacio de tres pisos que en su momento pretendió ser el paraíso del sexo en México (un lugar con tiendas, cines, espectáculos y bares XXX) y que hoy no es sino un lugar cochambroso, semi-vacío y venido a menos. Me sumerjo en ese extraño mundo de juguetes, películas, lencería, cabinas. A cada paso hay dependientas que me invitan a pasar a sus locales con voz seductora. Pregunto una y otra vez por películas porno dirigidas por mujeres y con enfoque femenino. Sólo una chica intenta ayudarme, el resto de los vendedores, sin dejar de masticar su torta o su tamal, me mira como a un bicho raro. Curioso: rodeados de películas porno hetero, gay, trans, de pies, de maduras, de enanos, de gordos, de animales, parodias porno de Harry Potter, de la familia Monster, de... si preguntas por películas con enfoque femenino, los vendedores te miran con sospecha y reprobación, como si estuvieras pidiendo algo realmente obsceno.

En el Centro. Parte 1

Voy al centro de la Ciudad de México con tres objetivos: conseguir refacciones para una rasuradora vieja, encontrar una película porno-feminista y comer en La Mascota, una de las cantinas más tradicionales del rumbo. Por partes, Otro. Si buscas refacciones para una rasuradora eléctrica vieja no hay otro lugar: hay que ir al centro. Allí, en la calle Artículo 123 te encuentras el pequeño local de 'Carrillo Alonso, el Amo de las Rasuradoras'. Así se llama, no miento. Y allí es posible encontrar todo si es que aún existe. Después de buscar un rato, el hombre viejo de pelo y bigotito blanco que me atiende encuentra por fin la pieza que necesito. Mientras como unos churros en El Moro, me pregunto si acaso sería él, si habré estado sin saberlo, ni más ni menos que frente a Carrillo Alonso, el Amo de las Rasuradoras. Vaya honor.

sábado, 23 de febrero de 2013

A veces...

A veces, Otro, uno es capaz de pequeños heroísmos. Pequeños, no vayas a creer. ¿Verdad que te ha pasado? Nadie lo sabe, nadie se da cuenta del campo de batalla dentro de ti, de la tensión, de la mínima victoria. Porque vences, Otro, vences. Y te sientes más cerca de lo que quieres ser, alegre y orgulloso, y también, ¿por qué no? con una pequeña y dulce tristeza

viernes, 22 de febrero de 2013

La Cuarentena.

Hace rato no leía una novela "como las de antes". Una historia con algo de Conrad, por ejemplo, con sabor a aventura. El encuentro de culturas, que suele ser una constante en Le Clézio: los europeos "civilizados" y los hindúes, atrapados allí, en esa pequeña isla, aislados y abandonados, enfrentando la enfermedad, el hambre, la locura y la muerte, esa "diosa fría" que sopla sobre cada rincón de ese lugar que al mismo tiempo está cerca y lejos de la salvación. Están los que se aferran a la civilización, los que luchan por volver a ella, y está León, que pone en duda ese mundo que los demás anhelan, León que empieza a sentir ese lugar inhóspito como suyo, León que ha conocido a Suryavati y no desea más que perderse en ella para siempre. Le Clézio escribió una hermosa novela sobre el exilio y el viaje, sobre aquello a lo que podemos aferrarnos cuando hemos perdido casi todo: "Giribala no suelta la mano de Ananta, la mantiene atrapada dentro de la suya, porque esa es la única certeza, todo lo demás no es sino la nada de ese canal y de ese río, esa orilla donde hombres y mujeres desconocidos esperan indefinidamente para partir hacia un país que no existe".

domingo, 17 de febrero de 2013

Entre las ramas

Me aíslo, Otro, ya me conoces. Me retiro a donde no haya gente anhelando un poco de silencio. Parece que nadie me importa, o casi nadie. Parece que tampoco me importas tú, que huyo de ti. ¿Cómo decirte? Quizá este fragmento de la novela de Nicole Krauss te ayude a entender. A mí me ayudó: "Murió en un árbol del que no quiso bajarse. "¡Baja!", le decían. "¡Baja! ¡Baja!" El silencio llenaba la noche y la noche llenaba el silencio, mientras esperaban que Kafka hablara. "No puedo", dijo al fin con una nota de tristeza. "¿Por qué?", gritaron ellos. Las estrellas se esparcían por el cielo negro. "Porque entonces dejareis de preguntar por mi".

viernes, 1 de febrero de 2013

Rubén Bonifaz Nuño (1923-2013)

"Para los que llegan a las fiestas/ ávidos de tiernas compañías,/ y encuentran parejas impenetrables/ y hermosas muchachas solas que dan miedo/ —pues uno no sabe bailar, y es triste—;/ los que se arrinconan con un vaso/ de aguardiente oscuro y melancólico,/ y odian hasta el fondo su miseria,/ la envidia que sienten, los deseos;/ para los que saben con amargura/ que de la mujer que quieren les queda/ nada más que un clavo fijo en la espalda/ y algo tenue y acre, como el aroma/ que guarda el revés de un guante olvidado/ (...) para los que quieren mover el mundo/ con su corazón solitario,/ los que por las calles se fatigan/ caminando, claros de pensamientos;/ para los que pisan sus fracasos y siguen;/ para los que sufren a conciencia,/ porque no serán consolados/ los que no tendrán, los que no pueden escucharme;/ para los que están armados, escribo".