viernes, 7 de diciembre de 2012

Alquimia con u triste

La pequeña Otra lee. Reconoció algunas letras, al principio; conoció su sonido, descubrió que al mezclarlas -alquimia- se convierten en sílabas, en palabras, en frases. Emocionada, orgullosa, deslumbrada, lee. Se concentra, sigue cada letra con su dedo, sus ojos brillan y pronuncia la palabra que acaba de descifrar. Y hace interesantes descubrimientos: "Mamá, ¿cual es la ENE?" Mi Otra traza una "n" sobre el cuaderno. La pequeña Otra la reconoce: "Ah si, es como una "u" triste".

jueves, 8 de noviembre de 2012

ser cuerpo

De pronto, otro, fui nada más que un cuerpo. Y un cuerpo dolorido, para peor. Un cuerpo al que desnudan, voltean, miran, miden, inyectan, cortan, zurcen, limpian, cargan, introducen sondas, evalúan... Un cuerpo que sangra y se queja y se desgarra, que espera como si no tuviera voluntad. Y en medio de eso, de pronto, el recuerdo de mis Otras -la grande y la pequeña- y entonces, aún en esas condiciones, vuelvo a tener alma y nombre y vuelvo a ser quien soy.

viernes, 26 de octubre de 2012

El Gran Gatsby

Un sueño que espera años para hacerse realidad, y cuando al fin ocurre, deja un sabor amargo a desilusión, a vacío. ¿Qué se hace cuando el sueño que has perseguido durante años, al hacerse realidad, se destruye entre tus manos? Hermosa y triste, desgarrada, la clásica novela de F. Scott Fitzgerald deja una estela de melancolía y de belleza. ¿Las has leído, Otro? Te recomiendo que lo hagas antes de que aparezca la nueva película que quizá nos robe algo de ese libro bellísimo. Yo no puedo quitarme de la cabeza la imagen de ese hombre, Jay Gatsby, mirando la pequeña luz verde al otro lado del lago, mirándola y extendiendo los brazos. ¿No tenemos todos un sueño que lentamente va muriendo? ¿No tienes tu, como yo, una luz verde que significa la felicidad y que siempre, siempre, queda lejos?

sábado, 20 de octubre de 2012

Hojas secas

De pronto encuentro hojas secas en los bolsillos de mi chamarra. Hojas secas, también en mi mochila y en la bolsa de mi Otra. Hojas secas en el mantel, sobre los tapetes, en el piso de la cocina. Hojas amarillas u ocres, de bordes rojizos o verdes intenso. Resulta que a la pequeña Otra le ha dado por recoger las hojas secas que va encontrando por la calle, grandes y pequeñas, completas y rotas. "¿Qué hacen unas hojas en el basurero?" pregunta. Para ella, las hojas secas no son basura. Así, la casa, los rincones, los bolsillos se van llenando de esos pequeños tesoros.

martes, 25 de septiembre de 2012

raspones

Corría como una campeona por la pista del parque, incansable. En una curva, una bicicleta apareció y se estrelló con ella, la hizo dar una vuelta y caer de espaldas. Luego de un breve silencio, llanto inconsolable y un raspón ardiente en el brazo. Mucho tiempo se quedó entre asustada y triste la Pequeña Otra. Supongo que era el descubrimiento de que la vida tiene riesgos, hay accidentes, salimos lastimados. Yo miro ese raspón, el primero de ese tamaño y pienso, asustado, en los otros raspones y heridas que la esperan en la vida. Vivir es rasparse, inevitablemente. Y en silencio ruego a sus guardianes, a las estrellas, al Misterio: qué sean pocos, muy pocos, poquititos...

sábado, 1 de septiembre de 2012

Los incondicionales.

Amigos entrañables, cómplices de aventuras, compañeros inseparables que no demandan nada, locuras compartidas, antagonistas, paños de lágrimas, los que le devuelven la risa, quienes la hacen gritar, con quienes pelea incansablemente, ternura a veces, carcajadas, espejos... Son Tata y Rana Ranushka, un mono sucio y tonto y una rana loca. ¿Cómo agradecerles su presencia en la vida de la pequeña Otra, si son sólo dos títeres? Aún así, les agradezco y los honro. Gracias Tata. Gracias Rana. Gracias.

viernes, 24 de agosto de 2012

Rimbaud, el hijo

La belleza deslumbrante, ensordecedora, de la novela de Pierre Michon, de cada una de sus frases. Como si las esculpiera en piedra o las tallara en madera. Pesan y vuelan. Intrincadas, si, pero valen el esfuerzo: suenan a oración o a conjuro. Para que te digo más Otro. Léelas: "¿Son las potencias? ¿Es la guerra? ¿Es haber deshecho el antiguo protocolo y habernos dejado a todos sin protocolo, impotentes y taciturnos como almiares en la noche? ¿Es la amarga alegría de haber hecho del poema ese algo erguido, sombrío y vano, taciturno, despreocupado de los hombres como un almiar en la noche? ¿Es la gloria, lejos de los almiares y de los hombres, para las estrellas, como las estrellas? ¿Es junio? ¿Es el sanctus? (...) Ah, es quizá el tenerte por fin aquí abrazada, madre que no me lees, que duermes profundamente en el pozo de tu recámara, madre, tú para quien invento esta lengua de madera en la cercanía de tu duelo inefable, de tu encierro sin salida. Mi voz crece para hablarte desde la lejanía, padre que nunca me hablarás. ¿Qué es lo que hace renacer sin fin la literatura? ¿Qué es lo que hace escribir a los hombres? ¿Los demás hombres, su madre, las estrellas, o las viejas enormidades, Dios, la lengua? Las potestades lo saben. Las potestades del aire son ese sutil viento entre las hojas"."

jueves, 9 de agosto de 2012

La Vida Entera

Hay novelas en las que vives por un tiempo. No sólo las lees: vives en ellas. "La Vida Entera", de David Grossman es así. Durante varias semanas viví en ella. Viví con Ora, esa mujer que huye de casa creyendo que si no la alcanza la noticia de la muerte de su hijo, éste seguirá vivo. Viví con Abram y su miedo a la vida luego de ser casi destruido. Viví con Ofer, cuya vida cuelga de un hilo. Todo está allí escrito magistralmente: el amor y el desamor, la locura, el dolor, la paternidad y la maternidad, el sexo, la vida y la muerte. Por momentos Grossman pone palabras a experiencias que creí que no podían ser dichas. Y lo hace con tal belleza, con tal conocimiento de lo humano, que me estremecen. Leo con los ojos húmedos, deslumbrado y conmovido. Viví en estas páginas durante un tiempo. Estoy convencido de que ahora estas páginas vivirán en mí.

martes, 24 de julio de 2012

Salido de los más hondo de las peores pesadillas y de los confines del horror. Una mezcla de lo peor de Poe y de Lovecraft. La pequeña Otra lo creó y le dio vida, y hoy lo conoces tú, Otro. No te atrevas a mirar si no eres valiente. Luego de hacerlo, atente a las consecuencias: quizá no vuelvas a dormir como antes. Es el Abominable Monstruo Galleta.

sábado, 21 de julio de 2012

lunes, 2 de julio de 2012

Por poquito

"Papá -dice la pequeña Otra- te voy a enseñar los animales de la almohada". ¿Animales de la almohada? pregunto extrañado. Ella corre por un libro que le regalaron en su cumpleaños en cuya portada aparecen leones, hienas y elefantes; me lo entrega emocionada y yo leo su título: "Animales de la Sabana".

domingo, 24 de junio de 2012

Cuatro

La Pequeña Otra... cuatro años!!!!

viernes, 22 de junio de 2012

ariel

A veces, Otro, hay pasiones secretas, calladas, íntimas. Pasiones que nadie puede compartir por desconocidas. Yo siento algo así por las canciones de Ariel Barreiros. ¿Verdad que no lo conoces? Lo sé y es una pena. Muy pocos son capaces de escribir con la belleza, la ternura, la creatividad de Ariel. Cubano, por supuesto. No se consigue su disco, ni siquiera en Cuba, hasta donde han llegado mis intentos. Puedes escucharlo, eso si, en Youtube, en Cubaunderground, en A guitarra limpia... Hoy te lo comparto.

jueves, 21 de junio de 2012

Encontrado

Normalmente buscas algún libro, pero a veces ocurre que el libro te busca a ti. Hace poco más de dos años leí la reseña de un libro llamado La Vida Entera, de David Grossman. Me interesó mucho y lo busque por varias librerías. Nada. Imposible. Ni siquiera aparecía en las computadoras. Lo olvidé casi por completo y no volví a pensar en aquel libro. Hace dos semanas, en internet leí que aquel autor acababa de publicar en España un libro de ensayos. "David Grossman -pensé-, creo que ese era el nombre del autor del libro aquel... ¿cómo se llamaba?" Al día siguiente entro a una librería buscando un regalo para mi padre. En la mesa de novedades, frente a mis ojos, La Vida Entera, de Grossman. El libro me había encontrado.

viernes, 1 de junio de 2012

domingo, 20 de mayo de 2012

Reflexión

La pequeña Otra reflexiona: "Lucas es más grande que Violeta. Violeta es más grande que un calcetín. Un calcetín es más grande que un pulparindo. Un pulparindo es más grande que un pelonete. Pero un pelonete es más grande que un chochito".

Fuentes

En la adolescencia quedé deslumbrado por dos de sus libros: Aura, esa perturbadora historia de fantasmas; y Cristobal Nonato, donde Fuentes imaginaba el futuro de este país herido. Luego, muchos libros más, algunos asombrosos; casi todos, inteligentes. Su gringo perdido en la Revolución Mexicana, su cacique agonizando, la ciudad maravillosa y monstruosa por la que camina Ixca Cienfuegos, La historia de la que es testigo Laura Díaz... Dos de sus cuentos son, para mí, perfectos: Las dos orillas y Las amigas. El primero en El Naranjo o los Círculos del Tiempo, el segundo en La Frontera de Cristal. Siempre o casi siempre, la pareja y el misterio del sexo, un país que pareciera imposible y que sin embargo existe, y una lengua a la que amó y desgarró y profanó, que es lo que debe hacer un escritor.

martes, 15 de mayo de 2012

Carlos Fuentes (1928-2012)

"... sin embargo, era sólo una palabra. Y la palabra se despliega en el aire de escamas, en la tierra de plumas, como una sola pregunta: ¿Cuánto faltará para que llegue el presente? Gemela de Dios, gemela del hombre: sobre la laguna de México cabe el río de Sevilla, se abren al mismo tiempo los párpados del sol y los de la luna. Nuestros rostros están rayados por el fuego, pero al mismo tiempo nuestras lenguas están surcadas por la memoria y el deseo. Las palabras viven en las dos orillas. Y no cicatrizan".

domingo, 25 de marzo de 2012

Antonio Tabucchi (1943-2012)


Murió hoy en su querida Lisboa.
Gracias.

sábado, 24 de marzo de 2012

malito pero...


¿Cuantas veces, Otro, disfrutas algo que no es del todo sano? ¿Cuántas veces eres atraído hacia algo oscuro? Yo, algunas. Ese saborcito culpable de algunos placeres...
La Pequeña Otra, de algún modo, lo sabe; pero lo dice mejor que nadie:

-Te voy a decir un secreto -me avisa, y hay algo travieso en su cara.
-¿Qué?
-Es que quiero algo. Es un poco malito, pero buenito.

Justo eso: un poco malito, pero buenito.
¿A poco tu no, Otro?

domingo, 4 de marzo de 2012

esa musiquita


Era la noche en El Chico. Empezaba a hacer el frío inevitable de esas horas. La pequeña Otra escuchaba música en la habitación de Tere, su tía. Atenta, toda oídos, toda ojos, toda ella colgada de las notas. Era una música triste o nostálgica o melancólica. Nunca la habíamos escuchado: "Sometimes when it rains" de Secret Garden, por si te entra curiosidad, Otro.
La pequeña estaba sentada en una mecedora, los pies colgando. Me miró muy seria y dijo: "Esa musiquita es como de alguien que quiere regresar a su casa".
Y siguió atenta, escuchando.

martes, 28 de febrero de 2012

Buena memoria


-Papá, mi gato Nunquita se acuerda de todo lo que jugamos ayer.
-¿Si? ¿De todo?
-Si. Es que es muy acordoso y muy recuerdoso.

sábado, 25 de febrero de 2012

y de repente...


En unos minutos, nuestra calle se pintó de blanco.
Mi Otra y la pequeña Otra disfrutaron... y yo mirándolas.

miércoles, 22 de febrero de 2012

50


Un día como hoy, hace cincuenta años, aparecieron los cronopios, esos entrañables seres verdes y húmedos. ¡Bailemos tregua y catala!
Felicidades a ellos y gracias a Julio por nacerlos.

lunes, 6 de febrero de 2012

jueves, 2 de febrero de 2012

De sus palabras

Te comparto algo de las palabras de Wislawa, Otro. Sirven pal frío.

Vietnam

Mujer, ¿cómo te llamas? -No sé.
¿Cuándo naciste, de dónde eres? -No sé.
¿Por qué cavaste esta madriguera? -No sé.
¿Desde cuándo te escondes? -No sé.
¿Por qué me mordiste el dedo cordial? -No sé.
¿Sabes que no te vamos a hacer nada? -No sé.
¿A favor de quién estás? -No sé.
Estamos en guerra, tienes que elegir. -No sé.
¿Existe todavía tu aldea? -No sé.
¿Éstos son tus hijos? -Sí.

Y de su hermoso discurso al recibir el Nobel en 1996:

"Por lo anterior, estimo altamente estas dos pequeñas palabras: no sé. Pequeñas, pero dotadas de alas para el vuelo. Nos agrandan la vida hasta una dimensión que no cabe en nosotros mismos y hasta el tamaño en el que está suspendida nuestra Tierra diminuta”.

miércoles, 1 de febrero de 2012

Wislawa


"Enseño a callar
en todos los idiomas
con un método contemplativo:
del cielo estrellado,
las mandíbulas del sinantropus,
el salto del grillo,
las uñas del recién nacido,
el plancton,
el copo de nieve".


Tu palabra Wislawa.
Limpia, luminosa, sencilla.
Tu poesía que parece tan simple y que de pronto, tras la esquina me deja desnudo y tiritando.
Tu mirada -porque la poesía es, sobre todo, una forma de mirar- que alumbra lo pequeño y lo santifica.

Hoy, a sus ochenta y ocho años y en su Polonia, murió Wislawa Szymborska.
Y yo extrañaré su modo de mirar.

"Pude haber sido yo misma, pero sin que me sorprendiera,
lo que habría significado
ser alguien completamente diferente".

miércoles, 18 de enero de 2012

38


Treinta y ocho, pero no parece. Ni siquiera treinta y cinco. Quizá treinta y tres.
Y yo he estado allí doce.
Lo celebro y celebro su existencia.

domingo, 15 de enero de 2012

Álbum de familia


"A fin de cuentas, la promesa de seguridad hecha por un padre a un niño temeroso, es la promesa más importante de toda la vida humana. Ésta posee sin duda unas fuerzas tan fenomenales que incluso el destino ha de apartarse".

De nuevo el azar o la casualidad o el misterio. De nuevo en un puesto de libros usados. De nuevo una novela de la que no tengo referencias y una autora de la que no había escuchado.
Entro al libro como a un viaje sencillo, divertido incluso; poco a poco, conforme avanzo por sus páginas, el camino se hace más estrecho, el cielo se nubla, escucho ruidos extraños; más tarde me doy cuenta de que ha oscurecido y que hace frío, hay algo amenazante que palpita. Luego, la oscuridad total. La autora, Renate Dorrestein, me ha traído aquí, a este lugar que es, quizá, el infierno.
La linea en la que el amor se convierte en locura, en obsesión y en muerte. El absoluto horror
Y aún allí, el débil titilar de una lucecita: unos pies diminutos y un corazón que late. La vida, o la esperanza, que es acaso sólo otro de sus nombres.