domingo, 21 de abril de 2013

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"Si caminas yo te sigo,/ si te cansas hago un nido en el arcén./ Hoy por ti, mañana también (...) Y al contrario y viceversa,/ en la buena y en la adversa,/ del derecho y del revés,/ tú primero/ y el mundo después".

viernes, 12 de abril de 2013

El Padre Muerto. Un fragmento.

"Hay padres que escupen dólares de plata cuando se les pregunta qué hora es; hay padres que viven en cabañas mugrientas, perdidos en el monte, y que emiten unos ruidos asesinos desde lo más hondo de la garganta cuando sus oídos asombrosamente finos detectan una pisada extraña en el suelo del valle (...) hay padres que se han convertido en réplicas de convincentes monstruos marinos y en la convincente réplica de la gente que odiaban de niños; hay padres que son unas cabras, otros que son la leche, otros que enseñan español en los claustros (...) hay padres que posan a caballo, aunque la mayoría no lo hace salvo en el siglo XVIII; hay padres que se caen de los caballos aunque la mayoría no se cae; Hay padres que tienen miedo de los caballos, aunque la mayoría tiene más miedo de las mujeres..."

El Padre Muerto

A veces, entrar en una novela es como perderse en un laberinto. "El Padre Muerto" de Donald Barthelme es una novela así. No es fácil hablar de ella. ¿Cómo explicar esta historia absolutamente absurda, delirante? Un grupo de personas jalan con cuerdas al Padre Muerto, que es gigantesco (del tamaño de varias calles). Mientras tanto, ese padre muerto no deja de hablar, de mirar lascivamente a las mujeres, de destruir lo que se le ponga enfrente cuando se enfurece (una orquesta completa formada por músicos que tocan instrumentos extraños, por ejemplo). Tendrán que atravesar el territorio de los wend, que son seres sin padres. Nada tiene sentido ¿O lo tiene? La paternidad como una fuerza absoluta y destructiva, a veces frágil, a veces invulnerable. Lo hermoso es que aunque no entiendo nada, cada página me atrapa, me provoca risa, indignación, ternura, profundo desconcierto. En la próxima entrada te muestro un pedacito, Otro. No pienses demasiado, no trates de entender, sólo lee.

martes, 9 de abril de 2013

José Luis Sampedro (1917-2013)

Autor de novelas que me acompañan siempre, por entrañables y profundas, José Luis Sampedro fue, además, economista y humanista que a sus 96 años era referente de los indignados en España, diciendo cosas como que... “Solo los ingenuos y algún premio Nobel de economía llegan a creer que nuestro mercado encarna la libertad de elegir, olvidando algo tan obvio como que sin dinero no es posible elegir nada”. Para mí, sin embargo, fue un escritor de literatura. Pocas novelas tan hermosas y sencillas como "La Sonrisa Etrusca", que desde hace años me gritaba el milagro de la paternidad; pocas tan hondas y bastas como "La Vieja Sirena", que ocurre en la antigua Alejandría y donde el tema es el tiempo, el paso del tiempo hacia la muerte y el breve fulgor de la vida; pocas tan humanas y ciertas como "El Río que nos lleva" donde esos hombres del río se crecen como marea ante la presencia de una mujer. Murió el Domingo, dicen, como deseaba hacerlo: "Sólo quiero morir dulcemente, como muere un río en el mar”. Gracias por tanto, Don José Luis.