sábado, 26 de diciembre de 2009

la magia


Hay momentos difíciles y suaves, dolorosos y delicadamente azules, y también hay momentos mágicos con la Pequeña Otra. Este fue uno de ellos.
Le pedimos a su Tío Pepe que le tocara algo de música (Te cuento, Otro, que el Tío Pepe es José Suárez, músico. Toca el órgano, el clavecín y el piano; fue maestro muchos años en el Conservatorio y es concertista; ha tocado en muchos lugares de México y del mundo).

La Pequeña Otra se sentó cerquita del piano y el Tío Pepe toco unos acordes. Al principio se asustó un poco. Nunca había escuchado algo así. Luego, empezó la música. Pequeños fragmentos que suponíamos que la pequeña conocía por haberlos escuchado en casa: Mozart, Vivaldi, Bocherini... La Pequeña Otra guardó silencio, abrió los ojos enormes, quedó absorta. Cada vez que terminaba uno de esos pequeños fragmentos de belleza, aplaudía con fuerza. "¡Bavo!" decía, y luego "¡Mán!, que significa que quiere que la cosa siga.
La música fluía de los dedos del Tío Pepe al rostro asombrado de mi hija. A veces bailaba suavemente.

El piano, la música, su rostro: un momento mágico, sútil, bellísimo.

domingo, 6 de diciembre de 2009

La magia de Pavic

Casi al azar, elijo frases subrayadas del extraño y maravilloso Diccionario Jázaro, de Milorad Pavic. Para que le des una probadita, Otro.

"Y entonces, una noche tan breve que dos hombres podían haberse dado la mano estando uno en el martes y el otro en el miércoles..."

"La niña lloró tanto por la muerte de su padre que las hormigas podían subir hasta su cara nadando en las lágrimas... se llamaba Kalina y su sombra olía a canela..."

"A veces a Kir Abrahán le gusta decír: Una mujer sin culo es como una aldea sin iglesia"

"Y tenía los ojos como las avispas que transmiten la epilepsia. Un ojo masculino y el otro femenino, ambos provistos de aguijón"

"Se parecía a una garza que sueña que es mujer"

"Si uno supiera con exactitud hacia donde dirigirse encontraría esta noche a alguien a quien ya le están sucediendo tus noches y tus días futuros, a alguien que come tu almuerzo de mañana, a otro que está llorando tus pérdidas de hace ocho años o está besando a tu futura mujer, y a un tercero que se está muriendo de una muerte idéntica a aquella de la cual morirás tu"

Milorad Pavic


"Quizá sólo seamos las raíces de las almas que van a brotar de nosotros. Quizá tu alma esté encinta y dé a luz un día a la mía, pero antes, ambas deberán recorrer el camino que les está determinado..."

Me entero tarde de su muerte. Ya hace seis días que el mundo está sin usted, sin su bigote generoso y su modo mágico de ver la realidad y de contarla.

¿Leyó mis palabras traducidas al serbio? ¿Será verdad que alguna vez, aburrido quizá, leyo la torpeza con que intenté llamarlo?

No más cazadores de sueños, no más princesas jázaras, ni demonios disfrazados. No más tus intentos maravillosos para lograr que la literatura se enrede con la realidad y la transforme.

Nos veremos en los sueños que no recordaré al despertar, maestro.