jueves, 31 de julio de 2008

Alejandro Aura


"Yo sí
yo metería
la mano al fuego
hasta
por nadie"

(Alejandro Aura)

Me contaron, Alejandro, que llamabas por su nombre a cada árbol, que eras un maravilloso cocinero y sabías todos los albures.
Que mientras te transladabas a cualquier sitio, ibas inventando historias en las que aparecían las personas y los objetos con los que te cruzabas en el camino.
Que si un vendedor tocaba a tu puerta, siempre le comprabas algo, aunque fuera feo o no lo necesitaras, porque te parecía que aquella persona trabajaba honestamente y necesitaba el dinero mas que tú.
Que a veces, justo antes de empezar una conferencia, no tenías idea de lo que dirías, y que sin embargo, bastaban dos minutos para que el auditorio estuviera riendo contigo y colgado de la asombrosa telaraña de tus palabras.
Y hoy, los periodicos me contaron que ayer dejaste de existir, allá lejos, en Madrid.

Yo te conocí por estas anécdotas, por tu decisión de hablar de frente con la enfermedad, pero sobre todo por tu poesía fresca como la hierbabuena, terrenal, cercana. Por tu poesía luminosa, nunca oscura. Por tu poesía que tantas veces me conmovió y tantas otras -y eso es hermoso- me hizo reír.

Por todo eso, gracias y hasta siempre, Alejandro, Poeta.

jueves, 24 de julio de 2008

Llegada 2


Luego de alzarse hasta ocultar el cielo
la ola más feroz y más gigante
y luego de arrasar con lo que he sido
estruendosa
implacable,
se hace un silencio súbito tan hondo
y tan impenetrable.
Abro la puerta de mi casa y miro
el mar al otro lado de la calle.

No hay respuestas porque no hay preguntas,
no se puede explicar
lo inexplicable.
Sólo el soplo ligero de la brisa,
una gaviota inmóvil en el aire
y aquellas nubes y su sombra apenas
y la tarde.
Sólo este instante frágil e imposible
y el mar al otro lado de la calle.

Ni la muerte entonces, ni sus ecos,
ni el juego interminable del azar.
Sólo el agua constelando de destellos
su eternidad.
Nada qué hacer sino quedar rendido.
Nada que esperar.

Guardar silencio y contemplar absorto
al otro lado de la calle
el mar.

viernes, 18 de julio de 2008

suspiro

Hoy, ni el chupón...

lunes, 14 de julio de 2008

Rendición


Fue el sábado, un sábado como todos y como ninguno.
Un sábado de intentar y de no saber.
Y al final, no fue la música dulce del arpa, ni mi respiración queriendo ser un bálsamo, ni mi voz inventándote arrullos, ni mis brazos hechos cuna, ni mis miradas absortas, ni el latido de mi corazón junto al tuyo, ni mi silencio, ni mi ansiedad, ni mis palabras hilvanando historias para tí. No fue mi amor tampoco, carajo, ni siquiera mi amor.

Lo que logró darte un ratito de paz, pequeña Otra, amor, lo que al final secó tus lágrimas y te dió consuelo... fue un pequeño chupón de veinticinco pesos.

domingo, 6 de julio de 2008

solo


Hace tiempo lo escribí para mi Otra, sin imaginar que lo estaba escribiendo, a la distancia, para mi otra Otra.
Va para ellas, entonces...

Todo suave y pequeño
amanecido
todo luz apenitas
gota de agua

Solo el instante mismo
en que te miro
Solo un reflejo azul
caricia de ala

Solo tus pasos brevísimos
callados
el roce apenas de tu sombra
de hada

Solo tu olor
tu cuerpo a mi costado
y tu tibieza
y tu mirada

miércoles, 2 de julio de 2008

lecciones

"Lo real es lo que no esperábamos" (Henri Maldiney)

Yo pensaba, Otro, que su primera lección sería el dar. Ya sabes: levantarse, desvelarse, desmañanarse, bañar, esterilizar, preparar, arrullar, mecer, cambiar, limpiar... Me equivoqué.

Luego de los primeros días, de la frustración y angustia de ambas, de pechos rebosantes de dolor, de llantos de hambre de una y lágrimas de desesperación de la otra, aprendo la importancia de tomar: tomar aquello que está allí, cerquita y tibio, justo al lado de la mejilla. Tomar y aferrarse, tomar y no soltar; y si suelto volver a tomar y volver a aferrarme y volver a...

El verdadero aprendizaje es el que no esperaba.