sábado, 29 de octubre de 2011

santa coacción


"Ellas no hace falta que sean sabias: basta que sean discretas".
(Escrivá de Balaguer. Camino 946)

El once de este mes, en España, se censuró una página de internet (Opuslibros.org), creada por ex-miembros, que denunciaba algunas de las prácticas del Opus Dei. Abro un pedacito en este espacio para darles voz a esos Otros a quienes siento cercanos:
"Antes no había pruebas, sólo el testimonio de quienes hemos pasado por la institución, y se nos tachaba de rebotados, mentirosos y apóstatas. Al desaparecer estos documentos de Opuslibros.org, el Opus se vuelve a salir con la suya y enmudece a quienes, en defensa de sus legítimos derechos, intentamos luchar para que lo que hemos vivido no vuelva a repetirse en otros adolescentes captados con estrategias típicas de las sectas. La Iglesia, el Vaticano tiene conocimiento de nuestras denuncias y no puede seguir mirando hacia otro lado".
(Agustina López de los Mozos. Periodista y exnumeraria).

domingo, 16 de octubre de 2011

Granados Chapa (1941-2011)


Cuando la verdad o, al menos, su búsqueda comprometida es algo cada vez más raro; cuando la mayoría se vende; cuando las voces asemejan balidos o son sólo estridencia y ruido; su palabra, Miguel Ángel, era un alivio y una esperanza.

viernes, 14 de octubre de 2011

El Señor Espumas.


-Soy el Señor Espumas -dice la pequeña Otra, de pie en la tina, desnuda y flaca, renacuajísima ella, limpiando la pared con una esponja enjabonada.
-¿Cómo está Señor Espumas? -la saludo.
-Es que como tú no eres tan inteligente, no sabes limpiar y yo tengo que limpiar toda la pared.
-Eso debe ser... que no soy tan inteligente -digo, descubriendo de pronto mis limitaciones.
-¡El Señor Espumas es muy lavador! -conluye la pequeña Otra, enjuagando la esponja, más ranita que nunca.

martes, 11 de octubre de 2011

El sabotaje amoroso


"En el liceo francés de Nueva York, diez niñas se enamoraron locamente de mí. Las hice sufrir abominablemente.
Fue maravilloso".

Desde la primera página la niña de ojos inocentes me toma de la mano y me dejo llevar. Al principio, como siempre, con dudas; luego, pocas páginas después, soy suyo. Todo allí, todo: la guerra, la traición, la aventura, la pasión arrebatadora, el desamor, la venganza, la obsesión... como se vive a los siete años.
Amelie Nothomb hace una novela hermosa y ácida con un pequeño pedazo de su biografía. No tiene piedad ni pudor, y si, en cambio, enorme belleza, inteligencia y un sentido del humor único y feroz. Cada página es un hallazgo, una ráfaga de lucidez, y por si fuera poco, la escritora belga no se parece a nadie.

"Llamo caballo a ese irrepetible lugar en el que es posible perder todo anclaje, todo pensamiento, toda consciencia, toda idea de mañana, para convertirse sólo en un impulso, para ser únicamente algo que se despliega.
Llamo caballo a esa entrada en el infinito y llamo cabalgada a ese momento en que me encuentro con las multitudes de mongoles, de tártaros, de sarracenos, de pieles rojas u otros hermanos de galope nacidos para ser jinetes, es decir: para ser.
Esta es la razón por la cual nunca un caballo ha merecido tanto el nombre de caballo como el mío.
Si Elena no fuera ciega, se daría cuenta de que esta bici es un caballo y me amaría".