viernes, 22 de febrero de 2013

La Cuarentena.

Hace rato no leía una novela "como las de antes". Una historia con algo de Conrad, por ejemplo, con sabor a aventura. El encuentro de culturas, que suele ser una constante en Le Clézio: los europeos "civilizados" y los hindúes, atrapados allí, en esa pequeña isla, aislados y abandonados, enfrentando la enfermedad, el hambre, la locura y la muerte, esa "diosa fría" que sopla sobre cada rincón de ese lugar que al mismo tiempo está cerca y lejos de la salvación. Están los que se aferran a la civilización, los que luchan por volver a ella, y está León, que pone en duda ese mundo que los demás anhelan, León que empieza a sentir ese lugar inhóspito como suyo, León que ha conocido a Suryavati y no desea más que perderse en ella para siempre. Le Clézio escribió una hermosa novela sobre el exilio y el viaje, sobre aquello a lo que podemos aferrarnos cuando hemos perdido casi todo: "Giribala no suelta la mano de Ananta, la mantiene atrapada dentro de la suya, porque esa es la única certeza, todo lo demás no es sino la nada de ese canal y de ese río, esa orilla donde hombres y mujeres desconocidos esperan indefinidamente para partir hacia un país que no existe".

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