martes, 25 de septiembre de 2012
raspones
Corría como una campeona por la pista del parque, incansable. En una curva, una bicicleta apareció y se estrelló con ella, la hizo dar una vuelta y caer de espaldas. Luego de un breve silencio, llanto inconsolable y un raspón ardiente en el brazo. Mucho tiempo se quedó entre asustada y triste la Pequeña Otra. Supongo que era el descubrimiento de que la vida tiene riesgos, hay accidentes, salimos lastimados. Yo miro ese raspón, el primero de ese tamaño y pienso, asustado, en los otros raspones y heridas que la esperan en la vida. Vivir es rasparse, inevitablemente. Y en silencio ruego a sus guardianes, a las estrellas, al Misterio: qué sean pocos, muy pocos, poquititos...
sábado, 1 de septiembre de 2012
Los incondicionales.
Amigos entrañables, cómplices de aventuras, compañeros inseparables que no demandan nada, locuras compartidas, antagonistas, paños de lágrimas, los que le devuelven la risa, quienes la hacen gritar, con quienes pelea incansablemente, ternura a veces, carcajadas, espejos... Son Tata y Rana Ranushka, un mono sucio y tonto y una rana loca. ¿Cómo agradecerles su presencia en la vida de la pequeña Otra, si son sólo dos títeres? Aún así, les agradezco y los honro. Gracias Tata. Gracias Rana. Gracias.
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