sábado, 21 de septiembre de 2013

Debut

"Señoras y señores, niños y niñas -dijo el anunciador con voz engolada- con ustedes, el Rey Absoluto del Espectáculo, su Majestad: ¡El Circo!". Las luces se apagaron y empezó esa vieja magia. La Pequeña Otra no perdía ni el más mínimo detalle, absorta, boquiabierta, hipnotizada. Ese mundo de colores, irreal y hermoso entraba por sus ojos y anidaba en algún lugar bien dentro de ella. A media función, me pidió que me acercara para decirme algo al oído. Su voz pequeña y esa cosquilla de sus labios en mi oreja: "Cuando lleguemos a casa vamos a jugar al circo", me avisó. Y yo, Otro, a través de sus ojos enormes, volvía a tener cinco años, volvía a estar en el circo por primera vez.

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