viernes, 8 de noviembre de 2013
El fondo del cielo
"Y está claro que en la calma resignada y última de mis ojos descorazonados (que no son ojos, que no se llaman ojos), late y está, también, el deseo imposible, el sueño absurdo de que alguien, una noche de verano, con fuegos artificiales estrellando en el cielo, experimente una extraña sensación de sentirse observado desde tan lejos, y que mire hacia arriba y que, sin verme, me mire mirarlo por última vez".
¿Es una novela acerca de seres de otros mundos o sobre unos adolescentes tan solitarios que no les queda más remedio que imaginarse extraterrestres para alejarse de lo aburrido de sus vidas? ¿Es una novela de ciencia ficción o una extraña novela de amor? ¿Es una novela sobre el fin del mundo o sobre el fin de la inocencia? Puedo decir, eso sí, que la novela de Rodrigo Fresán es bellísima y rara, de una delicadeza poco común y que bajo una historia en la que conviven la caída de las torres gemelas, la guerra de Irak, científicos locos y planetas lejanos, hay siempre una profunda melancolía, esa que nos lleva a atesorar pequeños momentos a los cuales nos aferramos para seguir siendo quienes somos.
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