domingo, 27 de octubre de 2019

Inventos modernos.


¿Es posible contar el desarrollo de la civilización con las patas de una silla, una tabla, un patín de los viejos, un acordeón de juguete y una artesanía? Quizá es posible. ¿Es posible hacerse la pregunta de si es más importante la mente o el cuerpo con un muñeco de madera? Quizá es posible. La hermosa y extraña obra de La Liga-Teatro Elástico se atreve y lo hace con una belleza poco común: la belleza de la imperfección; con un sentido del humor con restos de nostalgia, y sobre todo con poesía; no cualquiera, sino esa que se puede encontrar, si sabe descubrirse, en objetos viejos, olvidados y anacrónicos, esos que guardan nuestra historia y un poco de nuestra alma sin que lo sepamos.

Marta Gómez


Colombiana. Sube al escenario sin alardes, sin poses. Pareciera que está en casa. Cuenta cosas, se ríe, habla de los compositores que admira, se burla un poco de su pequeña fama. Luego canta, y cuando canta es como si todo se detuviera, se pusiera en pausa. Su voz, de una limpieza que conmueve, llena de ternura, de verdad, se me mete dentro, me abriga. Marta Gómez.