miércoles, 24 de junio de 2020
Doce.
Cuando dan las doce suenan las campanas que anuncian... ¿Qué? En este caso una edad nueva, justo al borde de algo nuevo y diferente. La pequeña Otra cumple doce años. Se transforma permaneciendo ella, se va deshaciendo de unas alas (para mi profunda tristeza) para dejar sitio a otras que no acaban de brotar. De pronto pega de gritos sin saber por qué, se opone, crece. Y luego se acurruca entre nosotros, y juega con sus changos y da clases a los títeres.
¿Quién va siendo? ¿Qué nace de ella? Yo la contemplo, enamorado siempre, rendido siempre, incondicional siempre, suyo siempre, tan suyo que me tiene en su mano flaca, aunque no lo sepa. La seguiré a dónde vaya. Aunque sea con los ojos.
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