domingo, 30 de mayo de 2010

Ser grande.


Y yo que pensaba, Otro, que era común y corriente; borroso a veces, poco notorio, simple.
Pues me equivocaba.

Resulta que soy grande, a veces enorme, majestuoso.

Y es que cuando la Pequeña Otra encuentra en su camino algo grande, ya sea una piedra, un hotcake, un árbol o una montaña; de inmediato lo llama: 'Piedra papá', 'Hotcake papá', 'Árbol papá' o 'Montaña papá'.
Si le preguntas cómo soy, no duda en contestar: 'Tototote'.
Ante sus ojos, soy así: gigante.

Y quizá tenga razón, ¿sabes?, pues desde que ella llegó, algo en mí, digamos: la ternura, el compromiso, el amor, crecen y crecen y crecen...

2 comentarios:

Victoria Heitzmann dijo...

Un texto lleno de ternura y de verdad. Es cierto, crecemos y crecemos ante esos pequeñajos. No me conoces, soy amiga madrileña de Antonio y sigo tu blog.
Besos
Victoria

Marciana dijo...

Y te haces inmenso, y no paras de crecer y hacerte grande, gigante a mis ojos, cada vez que te leo, cada vez que hablas de ella, de esa pequeña y grandiosa otra. Y entonces me siento inmensamente afortunada.