viernes, 24 de mayo de 2013

Sukkwan Island

Un padre convence a su hijo de trece años de pasar unos meses juntos en una pequeña cabaña de los bosques de Alaska. Un padre que no está bien, que está deprimido y cuya cordura pende de un hilo. Ellos dos, solos e incomunicados, y el clima salvaje de ese lugar, el frío, la lluvia, la nieve. David Vann escribe de un modo directo y sencillo, casi frío, detallado. Y lentamente me arrastra hacia un lugar oscuro y aterrador, insoportable. No puedo dejar de leer y al mismo tiempo tengo miedo de seguir. ¿Cómo decirlo? Es una novela sin piedad.

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