viernes, 5 de julio de 2013

Las solidaridades misteriosas.

Ella sabe muchas lenguas, pero rara vez habla. Camina desde la madrugada, sin importar el clima. Mira, contempla cada rincón de la costa, conoce a las gaviotas, cuida de las flores. Ama a un hombre desde la distancia. Envejece y se convierte en lo que ve: en ese paisaje, en esa arena, en esas piedras, en ese mar. La historia de esa mujer y quienes la miran: su hermano, su hija, algunas personas del pueblo. Algo así cuenta la bellísima novela de Pascal Quignard. Ninguna palabra sobra, su precisión, su delicadeza, su intensidad se parecen a la poesía. Algo se abre en mi mientras leo.

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