miércoles, 15 de enero de 2014

Juan

Alguna vez estreché su mano con el corazón agitándose en mi pecho. Miré sus ojos en donde se mezclaban la tristeza y la rabia. Quizá no hay un poeta al que admire más, al que sienta más entrañable. Luchó contra la dictadura, escribió una poesía luminosa, desgarradora, terrible y tierna. Cuando el lenguaje no le alcanzaba se inventaba uno. Leo sus palabras una y otra vez y siempre hay algo inédito, aunque las haya leído cien veces. Murió ayer, en esta ciudad, y desde que lo supe me anda una tristeza calladita y una gratitud que no se acaba. Adiós y gracias, gracias, gracias Juan Gelman.

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