martes, 9 de junio de 2015
Matar un ruiseñor
Hay novelas que te tocan el alma, Otro, que te hacen temblar y te remueven la conciencia. Ésta es una. Scout, una niña de 7 u 8 años cuenta su vida cotidiana y la del lugar donde vive, un pequeño pueblo de Alabama. Cuenta, sobre todo, acerca de su padre, Atticus Finch, un abogado maduro que se enfrenta a un caso dificilísimo: defender a un negro acusado de violar a una joven blanca en tiempos de completo racismo. Pocos personajes me he encontrado tan conmovedores como ese hombre un tanto cansado y sencillo que cada vez hace lo que tiene que hacer aún sabiendo que no recibirá nada a cambio, o en todo caso, el rechazo de sus conciudadanos e incluso amenazas que acaso lo pongan en peligro. Sin alardes, sin ruido, hace lo debido una y otra vez. cada frase y sobre todo, cada acto de Atticus es un ejemplo de ética y belleza humana. "Quería que descubrieses lo que es el verdadero valor, hijo. En vez de creer que lo encarna un hombre con una pistola.Uno es valiente cuando, sabiendo que la batalla está perdida, lo intenta a pesar de todo y lucha hasta el final. Uno vence raras veces, pero alguna vez vence”, dice, y lleva esas palabras a sus últimas consecuencias ante los ojos asombrados de su pequeña hija. Cierro el libro conmovido y sabiendo que hoy tengo un nuevo héroe, que como buen héroe me es inalcanzable.
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