viernes, 5 de junio de 2015

Séptimo Arte

Apenas salir de la escuela, la Pequeña Otra, ya está pensando en el argumento de la próxima película. Ah, porque ella y yo actuamos películas. Últimamente ella inventa el argumento (siempre aventuras, siempre peligros que acechan, siempre pruebas que atravesar). Ella es la única protagonista y yo, todos los demás: el cómplice, el sabio, las comparsas, el encargado de los efectos especiales, el que pone la música... y sobre todo el villano: Calacán o Malcalaca (esqueletos peligrosísimos), el Dragón Kolfúr, Pulpús, el pulpo venenoso y más recientemente, Ojoscrujientes Escurridientes, el malvado monstruo. Hay música de fondo, objetos mágicos, pequeñas escenografías. Y ella actúa con el alma, llora a veces, y nada le gusta más que desmayarse. Hemos bajado al fondo del mar, salido al espacio exterior, entrado a oscurísimas cuevas. Nadamos, corremos, luchamos, volamos. Así que cada pocos días se apagan las luces y suena la música. ¿Qué te digo, Otro? Por una hora más o menos, Kubrik, Bergman, Truffaut y Fellini nos hacen los mandados.

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