domingo, 20 de septiembre de 2015

La Cajonera

Cuando el teatro de títeres pierde esa línea que supuestamente separa lo infantil de lo que no lo es. Cuando los niños y los adultos nos divertimos y nos conmovemos por igual porque contemplamos algo bello y simple, algo que te toca sutilmente y se te queda dentro. La magia de los títeres y la extraña belleza de los objetos de Iker Vicente.

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