sábado, 23 de enero de 2016

Rojo y Negro

Me había quedado pendiente, Otro. La leí apenas. A veces no es fácil acercarse a los Clásicos con mayúsculas. Da miedo. ¿Y si es muy difícil? ¿Y si es muy antiguo? ¿Y si no? Pues me acerco a pesar de ese miedo y sin darme cuenta cómo, acabo atrapado por la historia, por la intensidad, por las pasiones que se guardan allí. Extraño, que el personaje principal. Julien Sorel sea un cínico, un arribista, un hombre inteligente que en el fondo sólo busca poder y un lugar en la sociedad. Un héroe tan poco heroico. Y sí, adentrarse en otra época, donde la diferencia de clases es aún más salvaje que ahora, donde el amor es una especie de ajedrez complicado lleno de estrategias y mentiras, donde el sexo, eso sí, es lo de siempre, esa fuerza ingobernable; y donde los asuntos de honor se resuelven con un duelo. Me veo incapaz de soltar la novela de Stendhal en su parte final, atrapado, agotado, triste y a la vez, feliz

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