miércoles, 14 de mayo de 2008

por un instante


En ese momento sus ojos brillaban, y parecía que su sonrisa iluminara el mercado entero...

No sé su nombre ni su edad. No es fácil saberlo por su enfermedad mental, que también afecta lo motriz. Parece joven.
Lo veo en el mercado de mi colonia. Allí se gana la vida de cualquier forma. A veces lo encuentro barriendo o trapeando entre los pasillos olorosos a fruta, otras, lo veo descargando huacales junto a algún camión pequeño. Conoce a todos los marchantes. Los saluda, le chiflan, le hacen bromas.
Tiene la mirada inocente ese Otro al que el misterio le deparó un camino de subida.

Hace unos días, lo encontré radiante. Llevaba puesto un cinturón de cargador y la camiseta amarilla y azul de ese odiado equipo de futbol. Casi bailaba de alegría. Se acercó al puesto de pescado y alzando sus brazos flacos, victorioso, lo escuché gritar: "¡Ahora si ganamos! ¡Ahora si!"
En ese momento sus ojos brillaban y parecía que su sonrisa iluminara el mercado entero.

Y entonces, mi corazón y yo fuimos americanistas, águilas, azulcremas.
Solo por un instante.

2 comentarios:

Ingrid dijo...

Los colores del mercado se funden con aquel instante azulcrema. Los olores llegan a través de tus letras. El brillo de sus ojos llega, simplemente llega por la magia que existe en tu corazón... y esa magia, no es sólo por un instante.

Hummingbird dijo...

Y por otro instante, yo también puedo ser águila...