viernes, 2 de enero de 2009

las huellas


"... a ti que me has creado
y eres mi tiempo junto y mi alegría,
a ti quiero decirte una palabra sola:
nacer,
ese es tu nombre"

(Luis Rosales)

Quedó atrás otro año, y en él aún están frescas las huellas que dejamos.
Para muchas personas cercanas y queridas fue un año doloroso, a veces cruel, que dejó heridas hondas.
Mi experiencia, Otro, ha sido diferente. No diré que fue un año de cambios, sería poco. Fue un año de transformación y de profundo aprendizaje.
Nada más importante que la llegada de la pequeña Otra, nada más luminoso.

Aprendí a hacer de mis brazos una cuna y de mi voz un arrullo.
Aprendí mucho sobre marcas y tipos de pañales... y sobre su contenido.
Aprendí cuánto se debe hervir una verdura para hacer papilla.
Aprendí que la leche materna es un agua dulce y tibia y en cambio la fórmula es casi siempre asquerosa.
Aprendí que muchos fabricantes de ropa para bebé nunca han tenido uno.
Aprendí a dormir a las diez de la noche y a despertar poco después de las siete de la mañana, incluyendo domingos y días festivos.
Aprendí cual es la temperatura ideal en su bañera.
Aprendí a hacer las tareas cotidianas con total sigilo, como una sombra.
Aprendí las modulaciones que distinguen diferentes tipos de llanto.
Aprendí a contar cuentos, hacer representaciones, gestos y bailables con el único fin de conseguir una sonrisa.
Aprendí a querer y a hacer parte de mis días a Wanda la ballena, Bartolo el mono habanero, el Pato sucio, la Mosca, el Mono Pastejé, Don Pimpirulando, la Burrita, los dos gatos que se suben a la luna, la osa Kalú, la conejita Miffy...
Aprendí que cada noche hay un cuento dentro de sus pestañas.
Aprendí que los elefantes hacen "Bralú... bralú"
Aprendí que mi dolor es nada comparado con el suyo.
Aprendí de nuevo a contemplar, a estar absorto, a llorar.
Aprendí a detener mi ayuda para que aprenda a girar sola.
Aprendí a abrazar con toda mi alma cuando toca la vacuna.
Aprendí que por más cerca que esté hay algo entre mis dos Otras que me es inaccesible.
Aprendí, en fin, que el corazón, ese músculo infatigable del tamaño del puño, puede hincharse, expandirse y ampliarse, hasta abarcar el infinito

4 comentarios:

Hummingbird dijo...

Luminoso, qué linda palabra, luminoso aprendizaje.

Celebro cada momento en el que has aprendido algo, cada momento en el que tu vida se ha transformado, cada momento en el que tu corazón se ha hinchado y expandido tanto. Celebro que en este año hayas tocado el infinito.

Y deseo que estas huellas frescas jamás se borren de tu ampliado corazón, y que apoyen nuevos aprendizajes y nuevas huellas, ahora acompañadas de dos pares de pequeñas huellas más.

Bendita tu pequeña Otra que aprende y crece al lado de un papá como tú.

Mond dijo...

"Aprendí, en fin, que el corazón, ese músculo infatigable del tamaño del puño, puede hincharse, expandirse y ampliarse, hasta abarcar el infinito."

Me quedo con esta frase, porque amar es intangible pero real...

Feliz año.

Annabel dijo...

Vives la paternidad de forma intensísima, profunda, y lo transmites de forma muy bella.

Feliz año a los tres.

Lasinverso dijo...

Y yo, que aún no tuve un bebe cerca (es pronto para mi), aprendo contigo y me maravilla esa forma tuya que menciona Annabel y que se hace palabra infinita, corazón creciendo en las pupilas.