sábado, 23 de julio de 2011

Tuyo es el reino


"Puedo verlos: esperan. Están listos, lo sé, para cobrar vida (...) A medida que escribo se animan. Viven los ojos, resuenan las voces. Se escuchan pasos, susurros. Se abren y cierran puertas, ventanas. Anochece. Amanece. Las ranas croan. Vuela el búho. La brisa mueve las copas de los árboles. También la tierra huele de modo especial, como si lloviera. Es el reino, mi reino, animado otra vez. La Isla de mi infancia de nuevo frente a mí. Y aquellos que la poblaron. El destino de ellos dependerá de mí, de este cuaderno. Es hora de escribir: escribo".

Fue la primer novela del escritor cubano Abilio Estévez.
¿Cómo es posible que alguien sea capaz de escribir algo tan bello y tan perfecto en su primer intento? Más tarde supe que Estévez tardó once años en acabarla, y que al hacerlo creyó que toda su vida se reducía a esos once años.
Más que leerla, es una novela para sumergirse en ella, para abandonarse a su cadencia, a sus sabores, a su misterio. Es una fiesta, o mejor aún, una orgía de la palabra. Sabe a guanábana, a ron, a piel recién herida o acariciada. Huele a tristeza y a despedida. Suena como bolero, como guaracha, como derrumbe. Una de esas novelas en donde parece que todo cabe y que todo muere. Una novela poética y excesiva. Abrumadoramente hermosa.

Once años para escribirla. Yo creo, Abilio, que valieron la pena.

No hay comentarios: