domingo, 14 de agosto de 2011
Breve tiempo
Fue un tiempo dulce, suave, calientito. ¿Cómo expresarlo en palabras?
Mi Otra volvió al trabajo mientras la pequeña Otra y yo aún teníamos vacaciones. Entonces, quizá como nunca antes, el tiempo fue nuestro. Cada momento, cada detalle, cada gesto. Una complicidad llena de pequeños detalles, de juegos, de caricias.
Por supuesto su rostro al mirar a los animales del zoológico ("Papá, ese chango tiene cara de tamal de dulce"), su asombro al subirnos a una lancha en el lago de Chapultepec, sus pláticas con las ardillas en Los Viveros; si todo eso, pero sobre todo el despertar cada mañana, sus pequeños pasos acercándose a mi cama y esos minutos en que ambos nos abrazábamos y reíamos bajo las sábanas inventándonos nombres de gato.
No hay palabras. Intento, pero es que, simplemente, no alcanzan.
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