domingo, 20 de abril de 2014

Alguna vez, un héroe.

En su sueño, la Pequeña Otra encontraba un grillo común, y por alguna razón sintió miedo y quiso alejarse de allí; entonces apareció un grillo gigante, más grande que una persona, y era maligno. Supo, sin la menor duda, que quería atraparla. Intentó huir y no pudo. Se supo en grave peligro. Justo entonces aparecí yo, su papá. Sin dudar ni un segundo me lancé sobre el monstruo y luchamos a muerte. Lo tiré varias veces y luego lo golpeé hasta dejarlo mal herido. Luego me acerqué a la Pequeña Otra y nos abrazamos. Despertó. Y yo, débil de mí, no puedo dejar de pensar en su sueño y sentirme enormemente orgulloso y un poco héroe. ¿Cuándo dejará de verme así? ¿Cuándo acabará el encanto? ¿Cuándo descubrirá mi fragilidad, mi pequeñez, mi incongruencia? Y sin embargo es verdad que si un grillo gigante quisiera hacerle daño, yo lucharía con él hasta matarlo.

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