martes, 27 de enero de 2015
Agradecimiento.
Gracias Carlos.
Porque de pronto me encontré con tu palabra y fue tan otra que me inquietó la conciencia. Y lentamente modifica mi modo de ver a mis alumnos, a mis pacientes, a mi pareja, a mi hija de seis años.
Porque ahora sospecho de las respuestas y me dejo abrazar por las preguntas, y me gusta "indefinir" todos esos conceptos tan rígidamente definidos. Porque trato, con titubeos, de hablar en primera persona y buscar mi voz. Porque entro al salón de clases y al consultorio con la ilusión nuevecita de compartir la frágil belleza que descubrí, y la incertidumbre, y la amplitud.
Gracias Carlos, por tu palabra.
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