sábado, 28 de marzo de 2015
viernes, 27 de marzo de 2015
La Lluvia Amarilla.
"Lentamente, al principio, y, luego ya, al ritmo en que los días pasaban por mi vida, todo a mi alrededor se ha ido tiñendo de amarillo como si la mirada no fuera más que la memoria del paisaje y el paisaje un simple espejo de mí mismo".
Un hombre viejo y enfermo, el último habitante de un pueblo que todos han abandonado, mira caer las hojas y recuerda mientras espera la muerte. Anielle, su pueblo ya no es sino un cascarón habitado por fantasmas. Por momentos, hace recordar a Comala, aunque Anielle existe en la realidad y en la realidad fue abandonado. La escritura de Julio Llamazares es bellísima, densa, como hecha de barro. Quizá no es sencilla de leer porque todo pasa por dentro, porque transcurre lentamente, porque duele. Leerlo es como meter las manos en la tierra húmeda o como acariciar la corteza rugosa de un árbol viejo. Hay tal nostalgia en su novela que me hace sentir nostalgia por ese pueblo del que nunca había sabido hasta leerlo, me invita a buscar fotos de ese lugar y a imaginarme caminando por sus calles olvidadas.
martes, 10 de marzo de 2015
La Edad de Hierro.
El otro, es decir, lo desconocido. El deseo de domesticarlo o de desterrarlo, de volverlo yo para que pierda su capacidad de inquietarme la conciencia y perturbarme la identidad. El otro. De eso trata la poderosa novela de Coetzee: el encuentro, el choque, la experiencia del otro. Una anciana con una enfermedad terminal encuentra muy cerca de su casa a un mendigo alcohólico y sucio durmiendo en cajas de cartón. Lo corre de allí, pero el mendigo vuelve. Le pide que trabaje, pero el mendigo la insulta. Se trata del otro, de ese otro que por incómodo queremos hacer desaparecer o queremos hacer distinto. Luego, poco a poco, la aproximación. Mirar al otro y reconocerlo otro. El encuentro con aquel hombre y con la brutal realidad de Sudáfrica durante el apartheid. Saberse parte, descubrirse vinculada, asumir la imposibilidad de ser indiferente. Novela inteligente, bellísima y brutal. De esas que te dejan su arañazo en la conciencia.
sábado, 7 de marzo de 2015
De ovejas y príncipes en un tren.
La posibilidad de reinventarse, de bajar una estación antes del destino (¿y que diablos es el destino?), de obedecer sólo al propio corazón. Un lugar donde puede nacer el amor entre un príncipe y una oveja, donde las estrellas susurran mensajes y donde es posible reír con un nudo en la garganta. Una obra inteligente y bellísima.
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