sábado, 23 de septiembre de 2017
Un regalo
De pronto eso: la posibilidad de la enfermedad. Sólo la posibilidad. Pero con eso basta. Un soplo helado que nos roza. La incertidumbre, la cabeza que no se detiene, el miedo, la espera; porque hay que esperar para saber. A veces un hoyo en la panza, en el alma, en ese lugar donde la panza es el alma. ¿Cómo sería si...? Finalmente la noticia de que todo está bien, de que es algo sencillo. El alma vuelve a expandirse. Pasó. ¿Pasó? No. Porque hay algo distinto, aunque no pueda verse, aunque no se note. La vuelvo a mirar, despacio, a detalle. Y agradezco al Misterio por el regalo inmerecido de su presencia en mi vida, por el milagro cotidiano de su existencia a mi lado. Y siento que nada volverá a ser igual, aunque lo sea.
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