viernes, 19 de septiembre de 2008

muros y puertas


“Cada cerradura adicional que colocamos en la puerta de entrada (…) hace que el mundo parezca más traicionero y temible".
(Zygmunt Bauman)

El miedo.
El que estalla en el centro de una plaza abarrotada una noche de septiembre.
El que se nos va instalando en la costumbre.
El que hace que dudemos en salir, en buscar y en encontrarnos.
El que pretende que nos miremos como extraños, como ajenos, como sospechosos; y ya nunca como prójimos.
El que nos hace construir muros para estar a salvo de los demás y del mundo.
Muros altísimos, poderosos e infranqueables. Muros que nos impiden ver a los demás. Que dicen a los demás: "Quédate afuera, no pases".

Yo no quiero, Otro. Me niego a jugar ese juego oscuro.
Me niego a que el miedo pueda más que la esperanza.
Me niego a que el miedo y sus muros nos impidan encontrarnos.
Quizá no hay modo de tirar los muros, Otro.

¿Y si abrimos puertas?

3 comentarios:

Hummingbird dijo...

Me niego yo también!

"Toc-toc!
¿Sigues ahí?"

Marciana dijo...

Si...sin duda: ¡me niego!

Y con mi negativa a que el miedo cierre ni por un instante mis ojos: la puerta esta abierta, mi puerta esta abierta...y de par en par bienvenido el mundo, bienvenidos los otros y con ellos sus ojos. No podemos permitir que la ceguera nos robe la posibilidad.

Claire dijo...

Cuando te miro, siempre veo una puerta abierta. Me encanta entrar y descubrir lo que veo ahí.