miércoles, 22 de octubre de 2008
La invasion
Todo.
Cada rincón, cada lugar, cada momento empieza a llenarse de su presencia. Poco a poco pero ininterrumpidamente abarca los lugares y las personas.
Cortázar escribió aquel magistral cuento: “Casa tomada”, en donde una presencia oscura invade la casa lentamente. Aquí lo mismo, pero se trata de una presencia luminosa.
Mira Otro, pasa por acá.
Aquí junto a los libros de Robine, de Calvino, de Gelman y de Octavio Paz, cerca de las novelas eróticas, ahora también está Miffy la conejita, la rana Ribbit y Manolito Gafotas. Y por acá, a un lado de Bach, de Keith Jarret y del son guajiro, van apareciendo el Grillito Cantor, los sapitos de la noche, la negrita Cucurumbé y Raúl de ojos tristes.
Y eso no es todo, ven, pasa por aquí: este era el cuarto de meditación. Si, justo aquí donde hay una cuna y muchos paquetes de pañales.
¿Te parece poco? Pues aún no termino. Asómate por acá: junto a esa botella de buen vino que está esperando una celebración hay dos mamilas lavadas. Y cerca de los grabados eróticos que me regaló mi Otra y las reproducciones de Klimt, pegaditos a nuestro altar, hay sonajas, cubitos de colores, el mono Agustín y Helena la avestruz.
Invadidos y sin escapatoria.
Entonces me encierro en el baño, único lugar de la casa que parece a salvo. Abro la llave de la regadera y espero que esté bien caliente. Me meto bajo su chorro renovador, cierro los ojos y canto.
Y entonces, mientras me seco con la toalla verde me doy cuenta que lo que tarareo desde hace rato es “El papá Elefante”, la canción de Cri-Crí.
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3 comentarios:
Como esa invasión debieran ser todas.... Un abrazo para los OTROS
Te leo y sigo conmoviéndome.
Te veo y sigo conmoviéndome.
Te escucho y sigo conmoviéndome.
Me conmueve ser testigo, que me permitas ser testigo, de esta invasión. Tu casa tiene más colores que antes, huele diferente, se escucha un silencio diferente.
Me has dejado ser testigo de cómo ahora hay entre tus dedos un pequeño juguetito, con alas y ojos, que te acompaña a cantar "La Mosca". Antes, fui testigo de cómo había entre tus dedos un lápiz que acompañaba hermosos y sencillos dibujos, o un plumón que acompañaba tus buenísimas clases. Me siento afortunada de poder estar contigo en todos estos escenarios.
Sin duda tu casa, y muchísimos otros espacios, han sido invadidos. Quiero que sepas que tu hija y tú también han invadido algunos de los míos, y cada vez voy haciendo más espacio, más huequitos, para que sigan invadiendo... BIENVENIDOS!
(escribí hace unos días y me acabo de dar cuenta que mi comentario no quedo, no sé porque pero como soy de las que no se da por vencida, aquí va de nuevo aunque salga diferente) decía algo así como bendito desorden, benditos colores, bendita música que te permite cantar con ella, bendita invasión, bendita casa que es tomada, benditas tus letras y bendita esta envidia mía que no me permite dejar de mirar y tomar a través de tus letras un pequeño sorbo de esta vida nueva que lo llena todo.
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