domingo, 12 de octubre de 2008

aquel dia


No te lo había contado, Otro. Quizá por algo parecido al pudor. Ahora lo hago.

Yo no sabía cargar a mi pequeña Otra. Cada vez que lo intentaba ella lloraba, me pateaba, se alejaba de mí.
Veía cómo se quedaba dormida en brazos de mi Otra, o de sus abuelas. Nunca conmigo.
Cada intento terminaba en nuevos llantos. Y me dolía. Me avergonzaba ese dolor, me parecía absurdo pero no podía evitarlo. Yo podía jugar con ella, bañarla, cambiar sus pañales, pero mis brazos no sabían ser cuna para ella. Y me dolía.

Hace unas semanas ocurrió.

De nuevo intenté cargarla y luego de larguísimos minutos, del dolor de espalda, de sobresaltos y dudas, al fin se quedó dormida en mis brazos. Yo temblaba, maravillado. Al fin mis brazos eran su cuna y su refugio. El corazón se me salía del pecho. Con todo el cuidado del que fui capaz, la coloqué en su pequeño colchón. Se despertó un poco, pero unos segundos después, volvió a quedarse dormida. Alcé los ojos y vi los de mi Otra, húmedos. Me levanté y me abracé a ella.

Y entonces... lloré como hacía años no lo hacía. Lloré como no pude hacerlo cuando supe que habitaba el vientre de mi Otra y cuando la vi salir agotada de entre sus piernas. Lloré y lloré un llanto guardado y antiguo. Un llanto que me limpiaba los miedos. Un llanto de gratitud y de vida.

4 comentarios:

Hummingbird dijo...

Y yo acompaño tu llanto con el mío. Mientras te leo decenas de lágrimas ruedan por mis mejillas, emocionadas por tí, por tu Otra, y por tu pequeñita Otra.
Me conmueven tus lágrimas, me conmueve la suavidad con la que la habrás acunado, me conmueve saber que has llorado porque tus brazos hoy son una buena cuna para invitar al sueño.
Me conmuevo al imaginar cuántas veces más tus brazos serán una buena cuna, no sólo para dormir, sino para llorar, para curar raspones, para enseñar, para aprender.
Benditos esos brazos que hoy son una cuna suave, calientita, silenciosa, sutil, amorosa. Benditas esas lágrimas que limpian miedos y te llenan de vida.

Annabel dijo...

Me siento de nuevo intrusa... sólo quería decir que me parece hermosísimo.

Un abrazo.

Marciana dijo...

Es cierto, también me siento un poco intrusa cuando leo, pero aún intrusa me conmuevo, se me salen las lágrimas todas y te abrazo, abrazo la imagen que sana, el momento que salva, el instante que llena la vida de sentido, la dicha de razones. Gracias a la vida entonces por permitirme mirar como tus brazos se hacen cuna, como el miedo se transforma en remanso, en lugar seguro...gracias a la vida por permitirme ser intrusa y testigo de este instante.

Lasinverso dijo...

sumo llantos. A mi también me corren lagrimas abajo solo de leer algo tan bello. Hombre cuna por fin!! disfrutando de sostenerle el sueño a la pequeña otra. Me alegra que todo siga tan hermoso por acá. Un abrazo para todos.