sábado, 28 de febrero de 2009

milagro


Es un pequeño ciprés lleno de flores moradas.

Curioso, sí. Porque los cipreses no tienen flores.
Está en el pequeño jardín trasero de aquella casa. A unos pasos de él, una hermosa jacaranda que suavemente le llueve sus flores cada vez que el viento sopla.
Un ciprés florido.
No podría ocurrir si estuvieran lejos.
Un pequeño milagro que sólo es posible por estar tan cerca.

miércoles, 18 de febrero de 2009

a la orilla


Testigo solamente,
yo
de eso que entre tú
y tú

entre ambas

es y vuelve a ser y sigue siendo
y es de luz
de miel
de alas

testigo de los ecos de su canto
de su caracolito
de su espiral dorada

presencia yo, a la orilla de su fuente
y en el borde mismo
de la gota de ámbar

testigo
al que el reflejo de su encuentro
súbitamente
abraza

sábado, 14 de febrero de 2009

Lugares 1: las cantinas


Te confesaré algo, Otro. Casi ningún lugar me gusta tanto como las cantinas. No se de donde me viene esa atracción constante, pero basta que vea una para que desee entrar.
Ah, eso sí. Tiene que parecer cantina. Las mesas toscas con sus lugares para poner los vasos, el sonido del dominó y el cubilete, el fut en la tele, su barra grande y acogedora, los imprescindibles cacahuates, la botana generosa.
Hay en ellas un color especial que no existe en ningún otro lugar, algo entre desmadroso y eterno. Algo intemporal.

Cierro los ojos y vienen a mi memoria algunas. El Nivel, por supuesto, con su historia a cuestas y su acogedora sencillez que contrasta con la elegancia decadente de La Opera. El surrealismo polvoso de La Faena con sus toreros gays y su olor a orines, la pequeñez de la Puerta del Sol con sus nomás 130 años, El Gallo de Oro, por esos mismos rumbos. Y ya por otros lados, La Covadonga y sus viejos españoles, El Centenario de la Condesa –un oasis entre tanto lugar fresa-, La Guadalupana y sus aires de intelectual, El León de Oro, en la Escandón, La Reforma, y La Valenciana, tan cerca de casa, Los Caporales, en Querétaro, en el sótano de un billar, y cuyas paredes no tenían un solo espacio libre, llenas como estaban de antiguas bandejas de cerveza Superior, calendarios viejos y pequeños animales disecados, por no hablar de sus meseras. En ella, que olía tan mal me tomé unas cuantas con mi amigo Gerardo y hablamos de la vida, que es de lo que se habla en las cantinas. Y otras muy lejanas: el Zorba, en Cartagena, el Quitapesares en Sevilla, La Porrona en Granada y aquella pequeña en Ronda: El Lechuguita.

Las cantinas. Seguiría enumerando muchas más, Otro. Hay tantas. Pero ahora me retiro.
¡Me ha dado una sed!

viernes, 6 de febrero de 2009

El verdadero


La mera verdad, Otro, para héroes, sólo él.
No volaba ni era de acero, no corría como el rayo ni trepaba por los edificios, no era invisible ni tenía poderes sobrehumanos.
Tenía barriga, usaba suéteres de cuello de tortuga, enamoraba a las vedettes de moda y se agarraba a golpes con vampiros, marcianos, hampones, las momias de Guanajuato y mujeres lobo (por cierto conocí a una, de ojos verdes y cabello como el fuego, peligrosísima).

Y no era invencible. Tan es así, que ayer se cumplieron veinticinco años de su muerte. La muerte, ella si, la verdadera invencible.

Yo lo ví una sola vez, en persona.
Estaba ya viejo, subió al ring con cierto trabajo, la piel arrugada y con pellejitos.
Pero bastó para que pusiera un pie plateado en la lona para que toda la arena coreara una y otra vez aquello que dice: ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!

domingo, 1 de febrero de 2009

Ofrenda tercera


La pequeña Otra se adentra poco a poco en el asombroso mundo de los sabores.
Primero, la leche de mamá que sigue siendo su favorita. Luego, la avena, la zanahoria, el chayote, la pera, la manzana, el chicozapote, el mango, la dura corteza del bolillo, sus propios pies...

Todas estas posibilidades que apenas empiezan.
Desde esa nueva experiencia, las siguientes palabras...

Que sea en tu boca y para tu boca
el agua limpia y fresca en la mañana
el solidario pan recién horneado
la risa como un bálsamo de vida

no la Gran Verdad, sí la pequeña
palabras que defiendan al más débil
preguntas que construyan laberintos
y el vino
y los mangos
y los besos

un basta que se oponga a la injusticia
un no ante cualquier modo de dominio
un tú que sea el inicio de un nosotros
y más besos aún
y besos
y más besos