domingo, 10 de abril de 2011

de mañana


Es de mañana. Mi Otra y yo nos desperezamos, quizá leemos algo dejándonos abrazar por la luz que entra a través de la ventana.
De pronto, desde el cuarto de junto se escuchan ruiditos, pasos pequeños, algo que se arrastra. La cabeza de la pequeña Otra se asoma por la puerta. Llega a gatas, con los ojos llenos de sueño y el cabello revuelto. Sin palabras, nos pregunta algo aunque ya sabe la respuesta.
-¡Ven hijita! -dice mi Otra.
La pequeña se pone de pie, medio dormida y con pasos titubeantes se acerca a la cama. Le hacemos un lugar y se echa entre nosotros.
Nos volvemos, los tres, una madeja tibia, un nido de caricias, un corazón que palpita.

No imagino ninguna bendición que se compare.

1 comentario:

FRANCISCO PINZÓN BEDOYA dijo...

Eso de tres... "un nido de caricias, un corazón que palpita", es una imagen hermosa

saludos desde Colombia