sábado, 5 de enero de 2008
La Boquilla
Viajar permite ampliar la mirada. Durante el viaje nos encontramos con imágenes totalmente nuevas, nunca antes presentes a nuestros ojos, y al volver, miramos lo conocido con unos ojos nuevos. Vemos lo que ya no sabíamos ver, de tanto verlo.
Cada viaje me llena de imágenes, sabores, aromas, texturas y sonidos. También éste. Al volver, descubro que hay una imagen de aquel país que me lo representa entero, no sé por qué razón. ¿Cómo explicarte, Otro?
Lo intento: Para mí, Sevilla es el bar “Quitapesares”, comiendo cacahuates. Granada es el parquecito en el Albaicín, frente a “La Porrona”. Lisboa es una callecita empinada en el Chiado. La Habana es el viejo Manuel con su gorrita enseñándonos a tocar maracas. Perú es la mano y la sonrisa de Marisol en las islas flotantes del Puno. Estambul es el canto que en la madrugada llama a la oración desde la mezquita…
Así, una imagen resume Cartagena de Indias: la playa de La Boquilla el mediodía del primero de Enero.
La Boquilla es una playa pobre y para pobres. Prácticamente no hay turistas que no sean Cartageneros o Barranquilleros. Casi todos negros o mulatos. A lo lejos suena la música del vallenato y de la cumbia. La playa es una fiestas de niños morenos que gozan cada instante como si fuera el regalo más preciado (Y lo es, ellos saben que lo es). Parece que para ellos no hay nada más importante que la maravillosa tarea de recoger conchitas, de llenar un vaso de agua de mar y vaciarlo interminablemente, de revolcarse en la arena caliente, de iluminarse la cara con una sonrisa tan grande y blanca que por un momento yo me hago pequeño, entro en esa luz que me deslumbra y desaparezco, pasito a paso, en ella.
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2 comentarios:
Tomé prestada una foto de tu blog, espero que no le moleste, si hay algun problema me lo dice y la retiro.
http://llibresimes.blogspot.com/2008/01/124-una-idea-genial-great-idea.html
Paseé un poco por aquí y me gustó lo que vi y leí, repetiré el paseo.
Preciosa playa!
Gracias a tus palabras he recordado "esos" lugares que se han quedado grabados en mi mente, en mi memoria, en mi nariz, en mi piel.
E intento imaginarme la playa de La Boquilla, e intento completar la imagen que acompaña tus palabras. Y de pronto imagino gente bailando, tomando una cerveza, otros sentados a la orilla del mar, dejando que el agua acaricie sus piernas, sus pies. Y de creo poder sentirme ahí por un momento, gracias a tus palabras y a mi imaginación.
Y agradezco, una vez más, que decidas compartir tus viajes conmigo, que con tus palabras describas detalles pequeños que permiten que yo vaya armando una imagen en mi mente. Y agradezco que con tus palabras, y mi imaginación, a veces sienta como si ya conociera algunos lugares, gracias a tí.
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