
En realidad no sé si se llama así. Yo lo llamo don Cosme porque de eso le veo la cara, porque ese nombre le va bien, porque suena a nombre antiguo, un poco olvidado ya.
Don Cosme es un anciano que camina a veces por el parque cercano a mi casa. Camina muy despacio con todo el peso de sus más de ochenta años sobre su espalda de pajarito flaco. Es muy pequeño y enclenque, bien peinado y de modos suaves. En realidad es pequeñísimo. Y allí anda, paso a pasito, abriendo bien las piernas y con las puntas de los zapatos hacia afuera, como queriendo agarrarse al mundo. Derecho... izquierdo... derecho... izquierdo... cada paso un esfuerzo, un prodigio de equilibrio. Y al caminar con esos pasitos cortos, se tambalea don Cosme, como barco viejo en aguas mansas.
Y entonces ocurre.
Por el mismo camino del parque, pero en dirección contraria, viene una muchacha -tiene que ser una muchacha-, con todo el paso firme de su juventud. Pasa junto a don Cosme, que tiernamente le sonríe. Ella sigue su camino. Entonces, don Cosme se detiene con sus piernas de jilguero muy abiertas. Y lentamente... muy lentamente, gira su cuello arrugado, su cabeza pequeña, su tronco. Le rechinan las bisagras a don Cosme, le cascabelean las rodillas en el esfuerzo de girar tan lentamente, hasta que al fin lo logra y voltea... solo para mirar, por un instante fugaz, las redondas nalgas de la muchacha que se aleja.
Así es don Cosme. Vuelve a enderezarse, penosamente, vuelve a su camino titubeante, a su vaivén cansado. Izquierdo... derecho... izquierdo... derecho... hasta que otra muchacha pase a su lado, dejando su perfume impregnando el parque, y don Cosme, de nuevo, despacito gire su cuerpo que cruje y pose sus ojos -y con los ojos, la memoria, los recuerdos, los anhelos, la nostalgia, los sueños aún- en esas suaves redondeces que se van, inalcanzables.
Podrás entender, Otro, que quiero ser como don Cosme.
3 comentarios:
Vaya que me has hecho sonreir!!
Me imagino claramente la mirada de Don Cosme posada en las posaderas de la muchacha...
Será que, a pesar de la edad, eso nunca se pierde?
Esperanzador!!
Me parezco a tí en eso de mirar al Otro y percibir silenciosamente su estar en el mundo. Me imagino a mí caminando en dirección contraria a Don Cosme y mirando su caminar lento y fantaseando sobre su historia. Eso hago con los viejos de mi barrio: mirarlos, aprender de ellos, hay 2 que son mis vecinos que son muy pequeños y siempre he pensado que podrían ser personajes de alguna película de Jean Pierre Jounet (el director de Delicatessen, la ciudad de los niños, perdidos, etc.) y serían ¡grandiosos!
Las memorias, los recuerdos, los anhelos...los años que se graban en el cuerpo, que se esconden detrás de una mirada, los dolores y los huesos que crujen, los pasos que cuestan por las historias que cuentan, las huellas que quedan detrás de uno y mil instantes, instantes simples, instantes de siempre, de vida, de años...si, puedo entender, sin duda puedo entender.
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