viernes, 16 de noviembre de 2007
gratitud
Vuelvo con los libros que me regalaron mis amigos y mi Otra. No sé cómo haré para que quepan en casa.
¡Agradezco tanto que me miren!
Porque no me regalaron dulces, ni zapatos, ni floreros, ni cochecitos para armar, ni mucho menos corbatas (Dios no lo quiera).
Me regalaron vino y música y libros. Muchos libros que no son otra cosa que la palabra y el corazón de muchos hombres: Baricco, Allen, Kawabata, Marai, Eliseo Diego, un libro que vino desde China, otro desde Italia, libros infantiles...
Y yo agradezco tanto. Agradezco que me conozcan y que me miren. Que miren lo que soy, lo que estoy siendo.
Agradezco que sepan que soy éste que llega a casa con un montón de libros nuevos, nunca antes abiertos, y se preocupa porque no sabe dónde podrá ponerlos si ya casi no caben, cómo hará para hacerles sitio, cuándo tendrá tiempo de leerlos...
Preocupaciones éstas que son, sin duda, algunas de las más sencillas formas de la felicidad.
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2 comentarios:
Cómo no mirar tu interés en las palabras, en las muchas páginas de un libro, en las imágenes que se van creando en tu mente con cada frase que lees.
Cómo no mirar que es justo gracias a las palabras, especialmente las escritas, que vuelas, que miras, que flotas, que imaginas, que reflexionas, que te comunicas.
Cómo no mirar quien eres a través de las palabras, de TUS palabras.
Mirándote he recuperado algo que había dejado de hacer y me causaba mucha ilusión: rescatar mis libros, las letras, el palacer de ir a la librería a comprar mis novelas favoritas, oler un libro nuevo y uno viejo, organizar mi librero y llenarme de historias.
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