domingo, 25 de noviembre de 2007

pasajero


Carolina me regaló un pequeño libro para niños: "¡Acábate la sopa!", de Mikaël Olliver.
En él, una niña, luego de entierro de su abuelo se hace preguntas: ¿Porqué tenemos que morir? ¿Porque vivimos si tarde o temprano todo acabará? ¿Qué sentido tiene vivir?
Sus padres y su maestra tratan de responderle, aunque sin lograrlo del todo.
Al fin, un día encuentra su respuesta. Mientras mira por la ventana un dia lluvioso, ve aparecer un arcoiris. Suavemente se dibuja en el cielo. La gente en la calle detiene su prisa, se para a contemplar ese milagro breve e inesperado. Dura unos segundos. Desaparece. Las personas vuelven a su prisa cotidiana.
La niña entiende.
No hay respuesta a su pregunta. La vida llega y se va sin razón. Aparece como el arcoiris, nos deslumbra y se apaga. Porque sí. Como un regalo. Ella se da cuenta de que la gente lo sabe y que valientemente sigue viviendo.

Luego pensé en mí y en esta experiencia que hoy me llena, Otro. Algo me hizo temblar: dar la vida es también dar su contrario. No hay otra posibilidad. Soy un arcoiris y seré padre de un arcoiris. Algo que aparece... y desaparece un día.
Y así surgieron estos versitos:

Es un don y una condena
tan frágil, tan luz, tan breve.
Porque dándote la vida,
a la vez
te doy la muerte.

3 comentarios:

Hummingbird dijo...

Tus "versitos" me generan escalofrío.
Algo que me detenía a ser madre de un arcoiris era tener a diario un recordatorio del paso del tiempo, un recordatorio de que mientras ese arcoiris se vuelve más intenso en sus colores los míos se van haciendo más tenues.
Pero descubrí que con o sin un nuevo arcoiris, el mío se iría desvaneciendo. Y hoy me fascina la idea de saber que soy el vehículo para que alguien se vea aparecer, volverse más intenso, apreciar toda la gama de colores de la que es capaz, juguetear con las gotas de lluvia, y prepararse a desaparecer.

Claire dijo...

He aprendido que hay preguntas que no tienen respuesta o bueno, no hay respuesta rápida o lógica o la que me gustaría escuchar. También he aprendido que muchas de mis preguntas las respondo yo misma observando mi entorno, impregnándome de él. También me he respondido al ver un arcoiris, o una estrella, o a mi perro, o al Otro. Aprendo que necesito salir y mirar y aprhender...

Marciana dijo...

Estos versitos!!!, estos versitos dices..."Porque dándote la vida a la vez te doy la muerte"...tus "versitos" se tatuaron en el alma, tus letras se me quedaron inscritas en el cuerpo y me hacen temblar y me hacen llorar y me hacen gritar...y me hacen amar el incierto instante que me regala la vida. Gracias a Caro y sus libros para ti, gracias a ti por tus "versitos" y a la vida por este instante.